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Eusebio Juaristi se levanta a mitad de nuestra conversación y vuelve al poco rato con una bolsa llena de palitos de plástico de colores. Encajándolos unos con otros, con pequeñas piezas, construye modelos moleculares en 3D para ilustrar su trabajo, que muchos químicos seguramente reconocerán (aunque no conozcan el nombre del autor).
Ficha
Ciudad natal: Querétaro, Mexico
Educación: Licenciatura en química, Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey,1972; Doctor en Química Orgánica, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, 1977
Puesto actual: Profesor de Química, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) en Ciudad de México
Consejo profesional: Cuanto más duro trabajas, más suerte tienes
Canciones favoritas: “Let It Be” y “Non, Je Ne Regrette Rien”
Soy: Mexicano
Juaristi es profesor emérito distinguido del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) en Ciudad de México. Además, es uno de los químicos más citados de Latinoamérica y ha recibido casi todos los premios que existen en su país. “Es una superestrella,” dice Rodrigo Patiño, también investigador del Cinvestav en Mérida, Yucatán (México). Patiño conoce a Juaristi desde 1995, cuando comenzó su tesis doctoral en el laboratorio vecino.
Muchos de sus colegas consideran a Juaristi uno de los expertos mundiales en el efecto anomérico. Según los dogmas del análisis conformacional, los sustituyentes en anillos de seis miembros se sitúan preferencialmente en posición ecuatorial, en el mismo plano del anillo. Sin embargo, el efecto anomérico explica los casos singulares, cuando los sustituyentes se posicionan en axial, perpendiculares al plano del anillo.
Con sus modelos moleculares, Juaristi nos muestra cómo su grupo de investigación descubrió que un heterociclo utilizado en síntesis adoptaba una conformación que parecía imposible. Su sustituyente más voluminoso revoloteaba sobre el anillo, en vez de posicionarse al lado. “Era la primera prueba de una fuerte interacción anomérica, sin precedentes en la bibliografía,” explica (J. Org. Chem. 1982, DOI: 10.1021/jo00146a048).
Pero, como otros principios fundamentales de la física de las moléculas, “el efecto anomérico no llama mucho la atención,” dice.
Mientras sigue utilizando su kit de modelos moleculares para contar la historia de su descubrimiento, empieza a recordar los orígenes del modelo. Cuando era un estudiante de la carrera en 1970, asistió a unas clases sobre estereoquímica donde conoció a Ernest L. Eliel, uno de los creadores del análisis conformacional. “Supo reconocer mi intriga por su set de modelos moleculares y, simplemente, me los regaló. Cincuenta y cuatro años más tarde todavía los uso,” explica Juaristi, señalando los palitos de plástico esparcidos en su mesa. En 1972 viajó hasta la Universidad de Carolina del Norte, en Chapel Hill, para hacer la tesis doctoral con el mismo Eliel.
En 1979, después de terminar un postdoc en la división de diagnóstico de Syntex, en Palo Alto, recibió una invitación para unirse al departamento de química de Cinvestav en México DF. “Por aquel entonces había decidido empezar mi propio grupo de investigación, mi carrera independiente,” dice. “También pensé que mi contribución como profesor y como investigador dejaría mucha más huella en México.”
C. Dale Poulter, ex-editor jefe del “Journal of Organic Chemistry”, considera el trabajo de Juaristi en diferentes campos (análisis conformacional, síntesis enantioselectiva de β-aminoácidos, organocatálisis asimétrica) excepcional. Pero, especialmente, Poulter le atribuye a Juaristi el mérito de desarrollar el campo de la físico-química orgánica en el continente americano, además de crear y promover un riguroso programa educativo en México a finales de la década de 1970. “La influencia de su trabajo ha llegado a todos los rincones de Latinoamérica, a medida que sus estudiantes han establecido sus propias carreras en distintos países,” dice.
En los últimos años, Juaristi ha sido uno de los principales promotores de la química verde en México. Su objetivo es desarrollar productos y procesos que minimicen las emisiones de desechos potencialmente dañinos y contaminantes. Está especialmente interesado en el uso de molinos de bolas de alta velocidad, para desarrollar reacciones catalíticas sin disolventes. “Somos pioneros en aplicar mecanoquímica en la síntesis de péptidos y la activación de reacciones de organocatálisis asimétrica.”
También pensé que mi contribución como profesor y como investigador dejaría mucha más huella en México.
A pesar de la admiración de Patiño por Juaristi, este investigador veterano es prácticamente un desconocido fuera de México. Los colegas de Juaristi sospechan que, al hacer investigación básica, apenas consigue captar la atención de los medios. Pero para Guillermo Delgado Lamas, expresidente de la Sociedad Química de México, también existen sesgos hacia la investigación que no viene de los centros más famosos de Europa y Estados Unidos.
Juaristi está de acuerdo en que existen sesgos, especialmente contra los jóvenes científicos latinoamericanos. “Cuando escribimos artículos, muchos colegas prefieren citar el trabajo de otras instituciones en EE.UU., Europa y Japón,” dice.
Después de 45 años trabajando en México, Juaristi ha vivido muchos cambios, tanto buenos como malos. En general, suele celebrar los avances desarrollados por los científicos en Latinoamérica. “El número de estudiantes, departamentos de química, programas de doctorado, no solo en México sino también en otros países como Brasil, Argentina y Colombia, es algo de lo que estar orgullosos,” dice.
Credit: Alejandra Rajal Ramirez
Eusebio Juaristi está sentado en su laboratorio. No se estaban realizando experimentos, y el equipo estaba apagado cuando se tomó esta foto.
Pero los científicos se enfrentan a nuevos problemas, sobre todo con la llegada de gobiernos que dudan de la importancia de la educación y la investigación. Estos cambios políticos han conllevado recortes en becas y proyectos de investigación en Brasil, México y Argentina. “Los últimos seis años han sido especialmente difíciles, dado que el actual gobierno mexicano no apoya la ciencia,” dice Juaristi.
Juaristi, como muchos de sus colegas, ha perdido su proyecto de investigación financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (de México). La actual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, ha prometido revertir esta negligencia, aunque Juaristi mantiene el escepticismo porque “los recursos económicos disponibles quizás no sean suficientes para mantener esta promesa.”
A pesar de los problemas, Juaristi se mantiene optimista y prevé un gran futuro para su laboratorio. Recuerda un comentario del premio Nobel Herbert Brown que le marcó mucho. Durante una visita a México en los años noventa, Brown dijo después de una de sus conferencias que muchos de sus mejores resultados llegaron después del Nobel, con más de sesenta años. Ahora, este comentario resuena especialmente con Juaristi: “No hay razón para parar. Sigo empezando proyectos apasionantes y tengo muchas ideas. Solo tengo 73 años.”
Traducido al español por Fernando Gomollón Bel para C&EN, con revisiones de César A. Urbina-Blanco. La versión original (en inglés) de este artículo se publicó el 20 de septiembre de 2024.
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