If you have an ACS member number, please enter it here so we can link this account to your membership. (optional)
ERROR 2
ACS values your privacy. By submitting your information, you are gaining access to C&EN and subscribing to our weekly newsletter. We use the information you provide to make your reading experience better, and we will never sell your data to third party members.
Cuando era una niña, la familia de Varinia Bernales le inculcó la importancia de dedicarse a mejorar el bienestar de la humanidad. Admiraba especialmente a su tía Bélgica, quien trabajaba con la Organización Mundial de la Salud haciendo investigación y desarrollando regulaciones para mejorar la seguridad de los trabajadores expuestos a amianto. En aquel momento no lo sabía, pero esta pasión familiar guiaría la carrera de Bernales en la ciencia y la defensoría de derechos.
FICHA
Ciudad natal: Santiago, Chile
Educación: Licenciada en Química, 2009, y Doctora en Química, 2014, Universidad de Chile
Puesto actual: Investigadora científica líder, Institutos de Investigación UL
Apodo: Avecilla. Me lo puso un buen amigo que dice que siempre revoloteo de aquí para allá.
Cosas que me recuerdan a casa: Se me pone la piel de gallina cada vez que veo las montañas, o cualquier cosa que se les parezca, como colinas o incluso las nubes. Me recuerdan a la cordillera de los Andes.
Libro que le impactó:Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano. Suelo tener varias copias en casa, tanto en inglés como en español, para regalar a mis amigos. Es mi manera de compartir mis orígenes y regarlarles un pedacito de mi mundo.
Soy: Chilena, americana y mujer latina
Actualmente, Bernales es una de las principales científicas en los institutos de investigación UL, a las afueras de Chicago, donde trabaja para simular y crear nuevos materiales para hacer del mundo un lugar más limpio y seguro.
Cuando empezó su carrera en la Universidad de Chile, Bernales se enamoró de la química y pasaba el tiempo continuamente buscando nuevas oportunidades. Hizo voluntariados en laboratorios de varias disciplinas: química supramolecular, síntesis inorgánica, química del estado sólido y física cuántica.
Poco antes de su graduación, leyó un artículo científico que cambió su visión de la química. El artículo explicaba cómo modelar computacionalmente el comportamiento de los líquidos iónicos, un tipo de disolvente más fácil de manejar y de reciclar que los disolventes tradicionales.
A Bernales le costó un poco leer el artículo completo en inglés, dado que creció como hispanohablante. Sin embargo, al final se dio cuenta de dos cosas: los líquidos iónicos no solo podrían reducir la cantidad de desecho producido por las reacciones químicas, sino que los modelos computacionales podrían recortar también la cantidad de residuos que genera el trabajo experimental en el laboratorio.
Estos modelos le dieron la flexibilidad de “explorar todas las posibilidades sin tener un efecto directo en el medioambiente,” dice.
Pero, cuando comenzó a combinar sus estudios en química verde y química computacional, descubrió que muy pocos científicos en Chile conocían estos campos. “La gente pensaba que estábamos jugando a videojuegos,” recuerda Bernales.
Pero, animada por sus profesores, Bernales hizo una pasantía de cuatro meses en la Universidad de Minnesota (UMN) en Twin Cities, justo cuando llevaba la mitad de su doctorado en química computacional. Las formas de trabajar de los químicos de la UMN le parecieron revolucionarias. En vez de enclaustrarse en proyectos individuales, los estudiantes y los profesores se reunían periódicamente para compartir sus resultados y generar nuevas ideas en grupo. Además, los académicos trabajaban con la industria para hacer avanzar la investigación.
Volvió a la UMN para su estancia postdoctoral y decidió salir de su área de confort y los líquidos iónicos. Colaboró con varios laboratorios que estudiaban otros problemas relacionados con la contaminación medioambiental. Estudió temas tan diversos como el desarrollo de materiales para recuperar residuos nucleares y redes metalorgánicas (MOFs, por sus siglas en inglés) para transformar moléculas dañinas en otras menos tóxicas, incluso beneficiosas para el medioambiente.
Soy una investigadora, hago cuanto está en mi mano para resolver un problema.
Sus habilidades en química computacional le permitieron trabajar en varios modelos y simulaciones diferentes al mismo tiempo, y cambiar de tema fácilmente, al mismo tiempo que aprendía cómo trabajaba cada laboratorio.
Fue en estos momentos que Laura Gagliardi, una química cuántica que actualmente trabaja en la Universidad de Chicago, empezó a ser la mentora de Bernales. Gagliardi es originalmente de Italia y Bernales dice que tener a una mentora inmigrante, que había creado un grupo multicultural, le ayudó a encontrar la confianza que le faltaba cuando trabajaba en investigación en su tierra natal.
Como mujer, al empezar su carrera en un campo dominado por hombres en Chile, Bernales tuvo que lidiar con situaciones que afectaron tanto a su salud mental como al avance de su carrera; algunos de sus compañeros le acosaban laboralmente e invalidaban sus opiniones. Pero en el laboratorio de Gagliardi, Bernales floreció como científica.
“Llevó nuestra investigación al siguiente nivel,” dice Gagliardi. Bernales desarrolló y utilizó modelos computacionales que combinaban las simulaciones moleculares clásicas con soluciones más modernas para estudiar materiales donde los electrones tienen comportamientos más complejos. Pronto se convirtió en la cara visible del Centro de Diseño de Catalizadores Inorganometálicos de la UMN, un centro de investigación dedicado a la energía, explica Gagliardi.
Gagliardi recuerda a Bernales como un puente entre la gente que creaba los modelos y los químicos experimentales. “Era mi segunda al mando,” dice Gagliardi.
Detrás del ordenador o en el laboratorio, Bernales siempre estaba dispuesta a experimentar con nuevas ideas y resolver los rompecabezas que se le planteaban. “Soy una investigadora, hago cuanto está en mi mano para resolver un problema,” dice.
Actualmente, Bernales ha aceptado un puesto de liderazgo en la organización sin ánimo de lucro “Institutos de Investigación UL”, dedicada a la ciencia y la seguridad. Ahí, utiliza la química computacional para desarrollar nuevos materiales que resuelvan problemas medioambientales y protejan la naturaleza. Su puesto le permite combinar sus pasión por ayudar a eliminar compuestos químicos tóxicos del medioambiente con su afán por el desarrollo de productos de consumo más seguros, tanto para los humanos como para el planeta.
Credit: Sara Stathas
Varinia Bernales (delante) y Conor Brew, un investigador del Instituto de Investigación UL, hablan sobre cómo combinar las simulaciones sobre materiales con los resultados experimentales obtenidos de un difractómetro de rayos X.
Sus proyectos en los Institutos de Investigación UL incluyen el desarrollo de nuevos materiales protectores que evitan que los bomberos inhalen compuestos tóxicos y crear materiales que mejoren la seguridad de las baterías. También trabaja con otros científicos para desarrollar materiales que eliminen los metales pesados del agua y contaminantes como el benceno del aire.
Las contribuciones de Bernales para hacer un mundo mejor no terminan aquí. También es una gran defensora de las mujeres en ciencia y trata de ayudar a otras científicas para que tengan las mismas oportunidades que ella. “Crea una relación de confianza muy rápido,” dice Peter Margl, un científico de Dow, donde trabajó Bernales antes de comenzar su trabajo en los Institutos UL. “Es una gran apasionada de los derechos de las mujeres y la igualdad de oportunidades, para todos.”
En 2018, Bernales comenzó a trabajar como voluntaria en la competición de robótica FIRST (Para la Inspiración y Reconocimiento de la Ciencia y la Tecnología) para animar a las niñas a interesarse por la ciencia. Quiere apoyar a las mujeres que trabajan con ella, y a las científicas en general, como colega y como mentora, del mismo modo que Gagliardi le ayudó a ella.
También ha participado como ponente en conferencias en Perú y Ecuador (“Tendencias actuales en Química Teórica”) sobre química cuántica y cómo puede ayudar a describir mejor las moléculas. Espera poder organizar sus propios eventos para seguir llevando la química cuántica a Latinoamérica, con charlas en español para evitar las barreras lingüísticas en el campo de la química computacional. Como dice Margl, Bernales tiene una misión: arreglar todas las injusticias de este mundo.
A lo largo de su vida, Bernales ha mantenido mucho contacto con sus raíces y con su familia, que le inspiró a cambiar el mundo. Su tía Bélgica se alegró especialmente cuando se enteró de que Bernales trabajaría en energías renovables como parte de su trabajo en los Institutos UL, explica. “Me dijo que era maravilloso poder dedicarme a algo con tanta utilidad.”
Su tía le animó a perseguir sus sueños y sacarse un doctorado, pese a los consejos de otros familiares de especializarse en algo más práctico como la ingeniería. Por suerte, la pasión y el esfuerzo dieron su recompensa.
Traducido al español por Fernando Gomollón Bel para C&EN, con revisiones de César A. Urbina-Blanco. La versión original (en inglés) de este artículo se publicó el 20 de septiembre de 2024.
Join the conversation
Contact the reporter
Submit a Letter to the Editor for publication
Engage with us on Twitter