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Vaccines

C&EN En Español

La vacuna COVID-19 de J&J es la tercera autorizada en EE. UU.

Merck & Co. ayudará a fabricar la vacuna de una sola dosis basada en un vector adenoviral, que protege contra las variantes de virus emergentes como la B.1.351

by Ryan Cross
March 8, 2021 | A version of this story appeared in Volume 99, Issue 8

 

A photo of a McKesson employee in Shepherdsville, Kentucky, packing the J&J vaccine for shipping.
Credit: Associated Press
Un empleado de McKesson en Shepherdsville, Kentucky, empaqueta la vacuna J&J para su envío.

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La Administración de Medicamentos y Alimentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) ha autorizado la vacuna COVID-19 de Johnson & Johnson para su uso de emergencia, lo que la convierte en la tercera vacuna de este tipo en el país. El anuncio, realizado el 27 de febrero, se produjo en un momento crítico: más de 500.000 personas han muerto a causa del COVID-19 en los EE. UU. y las nuevas variantes del SARS-CoV-2 amenazan con empeorar la pandemia.

Los investigadores que siguen de cerca el desarrollo de vacunas contra la COVID-19 dicen a C&EN que no les sorprende que la vacuna haya sido autorizada. El ensayo de J&J de casi 44,000 personas en varios países mostró que una sola dosis tenía un 77% de efectividad para prevenir la enfermedad COVID-19, grave y crítica, tan solo 2 semanas después de suministrarla, y es un 85% efectiva 4 semanas después de la inyección. En la prevención de casos moderados o más graves su eficacia fue del 66% después de 4 semanas. El comité asesor de vacunas de la FDA votó unánimemente a favor de autorizar la vacuna para personas mayores de 18 años.

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“Fue un ensayo clínico diseñado con mucho rigor”, dice Lynda Coughlan, viróloga y científica de vacunas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland.

Originalmente, se esperaba que J&J entregara 37 millones de dosis al gobierno de los EEUU para finales de marzo, pero ahora dice que puede administrar cerca de 20 millones, además de otros 80 millones de dosis más para finales de junio. Este contratiempo se ha contrarrestado por la noticia prometedora de que Merck & Co. reforzaría la capacidad de fabricación de la vacuna. Y el 2 de marzo, el presidente Joe Biden dijo que Estados Unidos tendría suficientes dosis, incluidas las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna previamente autorizadas, para cada adulto en los EEUU antes de finales de mayo, aunque suministrar las vacunas tomará más tiempo.

La vacuna de J&J se basa en la tecnología de vacunas de vector adenoviral, en la que se utiliza un virus del resfriado modificado genéticamente para administrar el ADN de la proteína de espícula SARS-CoV-2 en células humanas. Las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna, por el contrario, utilizan ARN mensajero (ARNm) dentro de nanopartículas lipídicas que entregan las instrucciones genéticas para crear la proteína de espícula en las células humanas.

Las vacunas de ARNm tuvieron una efectividad del 95% en la prevención de la COVID-19 en ensayos clínicos, pero los científicos advierten de que no se deberían comparar las diferentes vacunas una a una. “No pondría mucho énfasis en eso”, dice Tony Moody, inmunólogo del Duke Human Vaccine Institute. “Tener otra vacuna en el mercado permitirá que más personas se vacunen. Creo que eso es probablemente lo más importante”.

Los ensayos clínicos de las vacunas se realizaron en diferentes lugares, con diferentes poblaciones y en diferentes momentos, señala Coughlan. “No soy fanática de comparar los porcentajes. No creo que sea útil “. Dichas comparaciones, señala, a menudo pasan por alto la distinción entre prevenir cualquier caso de COVID-19, incluidos los leves, y prevenir los casos graves y críticos que pueden conducir a la hospitalización y la muerte.

Pero hay algunas diferencias que los investigadores creen que vale la pena enfatizar. Si bien las vacunas de ARNm requieren dos dosis, administradas con 3 ó 4 semanas de diferencia, la vacuna de J&J se autorizó como una sola dosis. Y mientras que las vacunas de ARNm deben enviarse y almacenarse en congeladores, la vacuna de J&J se puede almacenar hasta 3 meses a temperaturas de un refrigerador estándar, de 2 a 8 °C.

“No se puede negar que los problemas de la cadena de frío con las vacunas de vectores adenovirales son menores en comparación con las vacunas de ARNm”, dice David Curiel, director del Centro de Terapéutica Biológica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis. “Por lo tanto, es una incorporación positiva a todo el armamento de vacunas que se están dando a conocer”.

La vacuna J&J también será más barata, señala Coughlan. Eso, además de los requisitos de temperatura menos estrictos, podría hacer que la vacuna “cambie completamente las reglas del juego” para los países que no tienen opción de comprar las vacunas de ARNm, dice.

En febrero, un informe preliminar del ensayo de J&J sugirió que la vacuna era menos eficaz en Sudáfrica. Una nueva variante del virus conocida como B.1.351 se identificó por primera vez en este país en diciembre y circuló ampliamente allí durante el estudio de J&J. Esa variante, más otras variantes que comparten mutaciones similares en la proteína de espícula del SARS-CoV-2, se están extendiendo ahora por los EEUU, lo que aviva los temores de que las vacunas contra la COVID-19 diseñadas a principios de 2020 no sean lo suficientemente buenas.

Los datos más concretos que J&J presentó a la FDA sugieren que la vacuna aún protegerá contra la variante B.1.351. La dosis cuenta con aproximadamente un 82% de efectividad para prevenir la COVID-19 grave o crítica en Sudáfrica, en comparación con el 86% de efectividad en los EEUU.

“Tuvieron muy buena eficacia, incluso frente a esa variante, y eso es bastante tranquilizador”, dice Coughlan. La vacuna tuvo una efectividad del 64% en la prevención de casos moderados a críticos de COVID-19 en Sudáfrica, en comparación con el 72% en los EE. UU., lo que significa que la dosis aún cumple con el límite de efectividad del 50% marcado por la FDA.

Algunos estudios de laboratorio sugieren que la respuesta de anticuerpos inducida por las vacunas de ARNm no es tan buena para proteger contra nuevas variantes como la B.1.351, pero los científicos advierten sobre la sobreinterpretación de estos resultados. “Las variantes son solo parcialmente resistentes”, dice Moody. “No es un fenómeno de todo o nada”. Las variantes pueden reducir un poco la efectividad de las vacunas, pero convertir un caso grave de COVID-19 en un caso leve sigue siendo un gran beneficio, agrega. “En todo caso, las variantes solo recalcan por qué las personas deben vacunarse”.

Hay otro matiz importante acerca de las preocupaciones sobre las nuevas variantes del virus. Los estudios sobre variantes a menudo se centran en si los anticuerpos neutralizantes inducidos por las vacunas pueden unirse a la proteína de espícula del SARS-CoV-2 y evitar que infecte las células. Esos anticuerpos neutralizantes son importantes, pero no son la única parte del sistema inmunológico que las vacunas aceleran. Las células T también son importantes, dice Coughlan. “Aunque no previenen la infección, pueden minimizar la gravedad de los síntomas y reducir la diseminación viral, lo que significa que podrían tener un impacto en la transmisión”. Tanto el vector adenoviral como las vacunas de ARNm indujeron respuestas de células T en ensayos clínicos.

Una inyección de refuerzo podría hacer que las vacunas protegieran mejor contra la variante B.1.351 y otras variantes, y J&J está llevando a cabo un ensayo clínico para ver si suministrar una segunda dosis de su vacuna proporcionaría mejores resultados. También se están realizando pequeños ensayos que prueban una segunda inyección de refuerzo (tres dosis en total) de las vacunas Moderna y Pfizer-BioNTech. Y todas estas cuatro empresas están trabajando en nuevas construcciones de sus vacunas basadas en variantes como la B.1.351.

El papel de Merck en ayudar a fabricar la vacuna de J&J ayudará a que ésta llegue a más brazos de una forma más rápida. “Es inusual y emocionante” ver a los competidores colaborar, dice Moody. Merck abandonó dos vacunas COVID-19 experimentales después de unos resultados decepcionantes en unos estudios clínicos de fase 1. “Así que este es un buen movimiento desde la perspectiva de las relaciones públicas de Merck, que también los mantiene en el juego”, agrega Moody.

Merck está familiarizado con la fabricación de vacunas de vectores adenovirales porque la empresa ya había realizado grandes ensayos clínicos de una vacuna experimental contra el VIH (Viurs de la Inmunodeficiencia Humana) basada en esa tecnología a mediados de la década de 2000. A diferencia de las vacunas de ARNm, que se sintetizan químicamente y dependen de ingredientes que escasean, las vacunas de vectores adenovirales se cultivan en células, una técnica de fabricación de vacunas que se usa más ampliamente y se comparte fácilmente entre las empresas. “Me sorprendió un poco que no se hubieran involucrado hasta este momento, pero es una gran noticia”, dice Coughlan.

Los científicos están emocionados al ver que las vacunas van llegando cada vez a más personas. El 2 de marzo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU informaron de que se habían enviado más de 100 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 en todo EEUU. Más de 51 millones de personas han recibido al menos una de las dos dosis de las vacunas de ARNm. Aun así, los científicos de la vacuna instan al público a no bajar la guardia contra el virus demasiado rápido.

“La vacunación no sustituye a la precaución, es un complemento de la precaución”, dice Moody. “La forma más rápida de volver a la normalidad es vacunarse y seguir usando la mascarilla y la distancia social hasta que podamos acabar con esto”.

Traducido al español por Marta Isabel Gutiérrez para C&EN. La versión original (en inglés) de este artículo está disponible aquí.

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