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Químicos negros que deberías conocer

Estos inventores, educadores y héroes raramente reconocidos cambiaron nuestras vidas gracias a su trabajo en química

by Megha Satyanarayana, Marsha-Ann Watson, Nicholas St. Fleur, Darryl Boyd
January 18, 2022

 

Acceda a todo el contenido español de C&EN en cenm.ag/espanol.

Sibrina Collins tuvo que trabajar para costearse la carrera y el doctorado en los años noventa. Ya entonces, notaba que faltaba algo en su educación: gente que se pareciese a ella. Una mujer joven, negra, fascinada por la química inorgánica, mientras que todas las caras y nombres en los libros de texto eran gente blanca.

Después de terminar su doctorado, Collins decidió que cambiaría las tornas en cuanto se convirtiera en profesora. Nada más empezar a dar clases a alumnos de primero en la Universidad de Wooster sobre enlaces, valencias y otros conceptos químicos, salpimentó sus tutorías con las historias de la ingeniosa Alice Ball, el fructífero Percy Julian y el revolucionario Elmo Brady. Químicas que se le parecían. Químicos que apenas salían en los libros de texto.

“Mi objetivo era ampliar la visión que mis alumnos tenían de los químicos,” explica a C&EN. “Estoy convencida de que los químicos, los científicos, somos historiadores. Pero simplemente contamos historias a través de las moléculas y sistemas que estudiamos. Collins, que actualmente es la directora ejecutiva del Centro STEM Marburger en la Universidad Tecnológica Lawrence, explica que además de ampliar los horizontes de sus estudiantes, compartir las historias de químicos negros famosos reduce las injusticias y corrige los malos hábitos, como despreciar, e incluso omitir, los logros de científicos negros.

“Sólo intentaba luchar por la igualdad de alguna manera,” dice.

Ese era, también, nuestro objetivo.

En febrero de 2019, C&EN publicó por primera vez esta lista de químicos famosos en honor del Mes de la Historia Negra. Empezamos resaltando el trabajo de seis personas, que dio forma a esta disciplina y cambió nuestras vidas a mejor. Además, pedimos consejo a nuestros lectores para ampliar la lista. Vuestras respuestas, vuestras historias personales con algunos científicos nos han permitido añadir más información. Seguid enviando sugerencias; nosotros seguiremos actualizando este artículo.

Alice Ball

por Megha Satyanarayana

A portrait of chemist Alice Ball.
Credit: Wikimedia Commons
Alice Ball

A principios del siglo XX, la lepra era un gran problema de salud pública en Hawaii. Alice Ball era profesora de química en la Universidad de Hawaii, donde previamente había realizado sus estudios de máster, en busca de compuestos activos en las raíces de la kava. Ball fue la primera mujer, y la primera mujer negra, en licenciarse en química en esta universidad. Más tarde se convirtió en la primera mujer negra entre el profesorado.

En 1916, Harry Hollman, un médico en el Kalihi Hospital que trataba enfermos de lepra, pidió ayuda a Ball: quería determinar los ingredientes activos en la chalmoogra, una planta utilizada, con cierto éxito, para tratar la enfermedad. Hollman buscaba algo suficientemente concentrado como para poder inyectárselo a sus pacientes y, en menos de un año, Ball había descubierto cómo aislar el aceite esencial con el principio activo y cómo solubilizarlo para los tratamientos (Arch. Derm. Syphilol. 1922, DOI: 10.1001/archderm.1922.02350260097010).

Ball murió, inesperadamente, con tan solo 24 años, posiblemente envenenada por cloro en un accidente del laboratorio. Tras su muerte, un compañero suyo intentó apropiarse de sus descubrimientos. Las inyecciones de chalmoogra, basadas en el trabajo de Ball, se convirtieron en el tratamiento estándar para la lepra hasta los años 1940. En 2000, el Gobernador de Hawaii Mazie Hirono proclamó el 29 de febrero como el “día de Alice Ball”.

ST. ELMO BRADY

por Megha Satyanarayana

A photo of St. Elmo Brady.
Credit: University of Illinois Archives
St. Elmo Brady

En 1916, Elmo Brady, nacido en Louisville, Kentucky (EE.UU.), se convirtió en el primer afroamericano en obtener un doctorado en química. Realizó su tesis en la Universidad de Illinois Urbana-Champaign, y su investigación estaba centrada en cómo la acidez de los grupos carboxilo cambiaba tras la adición de diferentes grupos funcionales. Enseñó durante varios años en la institución que se convertiría, más tarde, en la Universidad Tuskegee y, después, se convirtió en catedrático y director del departamento de química de la Universidad Howard.

Muchos años después, Brady volvió a su alma mater, Fisk University, donde había estudiado la carrera. Allí, empezó a dirigir el departamento de química, siguiendo los pasos de otro famoso químico negro: Thomas W. Talley.

En Fisk, Brady creó el primer programa de doctorado en una universidad tradicionalmente negra, y después hizo lo mismo en tres instituciones distintas. En 2019, la Sociedad Americana de Química (ACS) otorgó a Brady el reconocimiento de Sitio Histórico de la Historia de la Química para conmemorar sus logros. Brady falleció en 1966.

WINIFRED BURKS-HOUCK

por Marsha-Ann Watson

Image of Winifred Burks-Houck
Credit: NOBCChE
Winifred Burks-Houck

Winifred Burks-Houck era una química orgánica medioambiental y fue la primera mujer presidenta de la Organización Nacional para el Avance Profesional de Químicas e Ingenieras Químicas Negras (NOBCChE, por sus siglas en inglés), entre 1993 y 2001.

Burks-Houck nació en Anniston, Alabama, en 1950, y se licenció en química en la Universidad Dillard, para después obtener un máster en química orgánica en la Universidad de Atlanta. Burks-Houck trabajó en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore como química medioambiental, analizando riesgos ambientales, minimizando las amenazas para trabajadores y asegurando que el laboratorio limitaba su impacto mientras estaba en funcionamiento.

Pero, sobre todo, recordamos a Burks-Houck por su trabajo en defensa de los intereses de los químicos negros. Durante su presidencia de NOBCChE, desarrolló acuerdos y colaboraciones con organizaciones como la ACS, la Asociación Americana por el Avance Científico (AAAS, por sus siglas en inglés), la Sociedad por el Avance de los Chicanos y Nativos Americanos en Ciencia y la NASA.

Tras su muerte en 2004, NOBCChE honró su memoria creando una conferencia, varios premios y un simposio con su nombre. Los premios reconocen la trayectoria de estudiantes y mujeres profesionales, así como sus logros en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés); liderazgo y emprendimiento.

MARIE MAYNARD DALY

por Megha Satyanarayana

Credit: Archives of the Albert Einstein College of Medicine, Ted Burrows, photographer
Marie Maynard Daly

Marie Maynard Daly fue la primera mujer negra en obtener un doctorado en química en los EE.UU. Lo hizo en la Universidad de Columbia (Nueva York) en 1947. Durante su tesis, estudió el funcionamiento de una enzima digestiva y, como investigadora post-doctoral, trató de descifrar los misterios del núcleo celular. Sus trabajos ayudaron a los científicos a entender mejor las histonas, unas proteínas que ayudan a la organización de nuestros genomas y, además, tienen influencia en la expresión de los genes.

Daly también demostró que una elevada presión arterial provoca la obstrucción de nuestras arterias, y que los altos niveles de colesterol eran un factor importante en esta enfermedad metabólica. También estudió la relación entre el tabaco y la presión arterial alta.

Fuera del laboratorio, Daly daba clases en la Universidad Howard y en la Facultad de Medicina Albert Einstein, al mismo tiempo que trabajaba duro para mejorar la posición de grupos minoritarios en ciencia y medicina. En 1988, creó una beca en su alma mater, el Queens College de Nueva York, en honor a su padre, quien tuvo que abandonar la carrera debido a su elevado coste.

CHARLES DREW

por Nicholas St. Fleur

A photo of Charles Drew.
Credit: Permission granted by Scurlock Studio Records, Archives Center, National Museum of American History, Behring Center, Smithsonian Institution
Charles Drew

Cada dos segundos, una persona en EE.UU. necesita una transfusión sanguínea, según la Cruz Roja. Desde los años 40, innumerables personas han recibido una segunda oportunidad en la vida gracias a los avances de Charles Drew, el padre de los bancos de sangre.

Drew nació en Washington, DC, en 1904. Fue un gran deportista y atleta desde su infancia, y pudo acudir a la universidad en Amhest, gracias a una beca para futbolistas y corredores. A pesar de su excelencia en la pista, tuvo que hacer frente al racismo y la segregación tanto en los deportes como en sus estudios. Tras licenciarse, Drew decidió estudiar medicina en la Universidad McGill, conocida por ser más respetuosa con los estudiantes negros que lo que era habitual para la época. En 1933, se graduó siendo el segundo mejor expediente en un curso de 137 alumnos.

Tenía un gran interés en las transfusiones sanguíneas pero, como todos los alumnos negros, fue rechazado por la Clínica Mayo, donde esperaba continuar sus estudios. Empezó a trabajar como profesor en la Universidad Howard y, al mismo tiempo, se matriculó en un doctorado en Columbia. Durante su tesis, descubrió que la sangre se conserva mejor, durante más tiempo, separando el plasma y los glóbulos rojos. Este descubrimiento extendió el periodo de almacenaje de sangre de dos días a una semana. Además, llegó en un momento muy oportuno: acababa de estallar la Segunda Guerra Mundial en Europa. Muy pronto, en Reino Unido necesitaron la experiencia y habilidades de Drew, y le llamaron para inaugurar un banco de sangre en 1940

La Cruz Roja estadounidense también pidió su ayuda. Drew, entonces, luchó contra esta ONG para que dejara de segregar la sangre de donantes blancos y negros, porque no había ninguna razón científica para esta práctica. Ante la negativa de la Cruz Roja, Drew decidió dimitir como forma de protesta.

El 1 de abril de 1950, Drew tuvo un accidente de coche mientras conducía por Carolina del Norte hacia un congreso. Lo llevaron a toda prisa a un hospital segregado para blancos y, a pesar de recibir una transfusión, murió por culpa de las heridas. Tenía tan sólo 45 años. Apenas unos meses después, la Cruz Roja dejó de segregar las donaciones de sangre, lo que puso fin a una de las batallas que Drew había peleado con sangre, sudor y lágrimas.

LLOYD NOEL FERGUSON

por Megha Satyanarayana

A portrait of chemist Lloyd Ferguson.
Credit: Cal State LA
Lloyd Noel Ferguson

Cuando era joven, Lloyd Noel Ferguson era un químico aficionado. Incluso inventó un repelente de polillas y un quitamanchas en su jardín. En 1943, se convirtió en la primera persona negra en obtener el título de doctor en la Universidad de California, Berkeley. Trabajó en un proyecto de defensa, creando productos que liberan oxígeno para utilizarlos en submarinos.

Después, Ferguson se mudó a la otra costa de los Estados Unidos, y empezó a enseñar en la Universidad Howard, donde dirigiría el programa de química. Como investigador, trabajó en varios temas, como por ejemplo la química del sabor. Formó parte del equipo que creó el programa doctoral de Howard, pionero en universidades y facultades tradicionalmente negras. Ferguson era incansable, siempre creaba más oportunidades para personas negras interesadas en química y bioquímica. Recibió una beca Guggenheim y fue uno de los fundadores de NOBCChE. Esta organización bautizó un premio con su nombre, para reflejar su pasión en mejorar la carrera de jóvenes químicos negros: el Premio Lloyd N. Ferguson para Investigadores Jóvenes Excelentes. Murió en 2011.

BETTYE WASHINGTON GREENE

por Megha Satyanarayana

A portrait of chemist Bettye Washington Greene.
Credit: Science History Institute/Wikimedia Commons
Bettye Washington Greene

En 1965, pocos años antes de las revueltas por los derechos civiles en Detroit, EE.UU., Bettye Washington Greene estaba terminando su doctorado en química física en la Universidad del Estado de Wayne. Su tesis estaba centrada en la distribución de partículas en emulsiones, un tema que utilizaría mucho durante su carrera laboral. Ese mismo año, Washington Greene se convirtió en la primera mujer negra en trabajar para la multinacional química Dow.

En Dow, trabajó desarrollando coloides y formas de mejorar el látex. Publicó varios artículos científicos relacionados con el desarrollo de polímeros, incluyendo algunos que estudiaban las propiedades de redispersión del látex.

Sus logros incluyen varias patentes relacionadas con el látex, incluido un adhesivo basado en este material que utiliza un agente co-polimerizante, así como polímeros basados en látex recubiertos de fosfatos. Greene falleció en 1995.

JAMES ANDREW HARRIS

por Darryl Boyd

Image of James Andrew Harris
Credit: University of California, Berkeley
James Andrew Harris

Descubrir elementos nuevos es algo extraordinario. James A. Harris jugó un papel fundamental en el descubrimiento de dos elementos, además de luchar contra los estereotipos raciales y las expectativas académicas.

Harris creció entre Texas y California, se licenció en química en 1953 en la Universidad Huston-Tillostson en Austin. Después se enroló en el ejército, donde se convirtió en sargento. Después de finalizar su carrera militar con honores, tuvo problemas para encontrar trabajo como químico por culpa de la discriminación racial. Por aquel entonces muchas empresas desdeñaban sus cualificaciones científicas por ser negro. Finalmente en 1955, Harris encontró trabajo como radioquímico en Tracerlab, una empresa en Richmond, California, donde trabajaría durante cinco años.

Más tarde desarrollaría sus trabajos más famosos en el Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en los años sesenta y setenta del siglo pasado. A pesar de no tener un doctorado, Harris avanzó su carrera en esta prestigiosa institución, donde llegó a liderar el grupo de producción de isótopos pesados como parte de la división de química nuclear. Ahí, su principal trabajo era preparar dianas para el descubrimiento de elementos pesados. Estos son los materiales que los científicos bombardean con partículas elementales y núcleos atómicos para producir nuevos elementos. Mientras trabajaba con Harris, el afamado Albert Ghiorso afirmó que las dianas que preparaba eran “las mejores para este tipo de investigación”. Gran parte del éxito de sus muestras se debían a la profesionalidad de Harris llevando a cabo separaciones químicas complicadas. Gracias a su persistencia y perspicacia, su equipo descubriría dos elementos nuevos: el 104 (rutherfordio) y el 105 (dubnio).

Además, Harris era aficionado al golf, los viajes, la comunicación científica y un gran padre de familia. Se jubiló en 1988 tras 28 años de servicio al Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley, y falleció en 2000, dejando a su viuda y cinco hijos.

WALTER LINCOLN HAWKINS

por Megha Satyanarayana

A portrait of chemist Walter Lincoln Hawkins.
Credit: National Science & Technology Medal Foundation
Walter Lincoln Hawkins

Los cables telefónicos tienen que estar protegidos de la luz solar, el agua y el calor, entre otras muchas cosas. Antes de los años 50, los recubrimientos de estos cables usaban plomo (un metal tóxico) o plásticos, materiales que a menudo acababan desgastándose debido a la oxidación.

Hasta que llegó Walter Lincon Hawkins, un químico de los Laboratorios Bell y el primer empleado negro en ocupar una posición técnica en esta empresa. Con su colaborador, desarrolló una funda para cables utilizando una nueva familia de compuestos tioéter y negro de carbón, combinados con polietileno. Este trabajo mejoró la vida útil de los cables para telecomunicaciones hasta 70 años, impulsando la expansión de las redes internacionales. Este recubrimiento es uno entre docenas de productos patentados por Hawkins. Tuvo diferentes puestos en los laboratorios Bell y consiguió un sitio en el “paseo de la fama” de inventores estadounidenses.

Hawkins era un mentor convencido de estudiantes procedentes de minorías, y lideró un proyecto de la ACS para promover la química como asignatura y como profesión. En 1992 el presidente de EE.UU. George H. W. Bush le otorgó la medalla nacional de la tecnología y la innovación, como parte de su trabajo por ayudar a conectar las comunidades rurales con líneas telefónicas. Murió justo dos meses después.

ALMA LEVANT HAYDEN

por Megha Satyanarayana

A portrait of chemist Alma Levant Hayden.
Credit: NIH History Office/Wikimedia Commons
Alma Levant Hayden

En 1963, dos médicos llamados Stevan Durovic y Andrew C. Ivy trataban a pacientes de cáncer con krebiozen, un compuesto que, según ellos, curaba la enfermedad.

Pero era mentira. Lo demostró Alma Levant Hayden, entonces científica en el Instituto Nacional de la Artritis y las Enermedades Metabólicas. Unos investigadores federales consiguieron hacerse con pequeñas muestras del milagroso compuesto, a pesar de la poca disposición de los médicos. Hayden analizó el krebiozen y los resultados fueron sorprendentes: no era más que creatina, un compuesto fácilmente disponible en la dieta.

Hayden también fue una de las primeras científicas federales de color, que trabajó para el Instituto Nacional de Salud y la Administración de Alimentación y Medicamentos de EE.UU. (NIH y FDA, respectivamente, por sus siglas en inglés). Se especializó en métodos espetrométricos para la detección de esteroides. En un evento destinado a mujeres jóvenes, en 1962, Hayden dijo: “Intentad hacer todo lo mejor posible, ser siempre las mejores en cualquier equipo donde trabajéis”. Murió en 1967.

MARY ELLIOTT HILL

por Megha Satyanarayana

A photo of Mary Elliott Hill.
Credit: Louisville Courier Journal
Mary Elliott Hill

Mary Elliott Hill fue una química y profesora que trabajó junto con su marido, Carl Hill, durante muchos años a mediados del siglo XX. La pareja se especializó en plásticos, en concreto usaban reactivos de Grignard para formar cetenas, compuestos muy reactivos utilizados en la formación de ésteres, amidas y otras sustancias. Hill era química analítica; desarrolló métodos espectroscópicos para monitorizar el progreso de las reacciones basándose en la solubilidad, entre otros avances.

Hill nació en South Mills, Carolina del Norte, en 1907. Se licenció en química en 1929, en lo que hoy se conoce como la Universidad Estatal de Virginia. A lo largo de su carrera, enseñó química tanto en institutos como en universidades, hasta convertirse en directora del departamento de química en la Universidad Estatal de Tennessee. Más tarde, dejaría este puesto para convertirse en catedrática en la Universidad Estatal de Kentucky, una institución que acabaría presidiendo su marido Carl Hill.

Hill creó varias asociaciones de estudiantes como parte de la ACS en varias universidades donde enseñaba química, muchas tradicionalmente negras. Muchos de sus estudiantes se convirtieron en profesores, de hecho, Hill ganó varios premios por su excelente docencia. En los años 60, observó cómo las mujeres se interesaban más por la ciencia, pero acababan dejando la carrera por las exigencias de la vida investigadora. Falleció en 1969.

PERCY LAVON JULIAN

por Megha Satyanarayana

Credit: Courtesy of Science History Institute
Percy Julian

Percy Lavon Julian hizo varios descubrimientos en diferentes disciplinas químicas, todos en una época en la que las leyes segregacionistas limitaban el acceso de los americanos negros a la educación universitaria. Nacido en 1899 en Montgomery, Alabama, emigró del sur de EE.UU. para apuntarse a la Universidad DePauw, donde cursó clases de secundaria al mismo tiempo que la carrera para completar su educación según los requerimientos legales.

Julian llegó a conseguir un Máster de Harvard, y después enseñó química en la Universidad Fisk en Nashville, Tennessee, y la Universidad Howard, en Washington, D.C., donde se convertiría en el jefe del departamento de química. Más tarde, viajó a Viena para completar su doctorado en química orgánica. Tras graduarse volvió a DePauw y comenzó la investigación que llevaría al gran hito de su carrera, la síntesis de fisostigmina en 11 pasos. Este alcaloide, presente en las habas de Calabar, se utiliza en el tratamiento del glaucoma.

Después, como químico jefe y director de la sección de soja de Glidden, Julian utilizó sus conocimientos académicos sobre química orgánica para desarrollar síntesis de esteroides más eficientes, así como productos más allá de la farmacia, como la espuma ignífuga utilizada en la Segunda Guerra Mundial para extinguir fuegos de gasolina. Julian también lanzó su propia empresa química, Julian Laboratories, así como el Instituto de Investigación Julian, sin ánimo de lucro. Antes de morir, fue elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU.

ANGIE TURNER KING

por Marsha-Ann Watson

Image of Angie Turner King
Credit: Wikimedia commons
Angie Turner King

Angie Turner King nació en 1905, una época en la que pocas mujeres –sobre todo mujeres negras– eran científicas, y menos aún conseguían un doctorado. Creció en el condado de McDowell, una zona de Virginia Occidental con muchas minas de carbón. Sus abuelos eran esclavos y su padre, que no había podido estudiar, le animó a formarse. Durante toda su carrera, se esforzó por transmitir este mismo mensaje y que muchos siguieran el consejo de su padre.

King acabó el instituto con 14 años, y después se licenció en química y matemáticas en el Instituto Colegiado de Virginia Occidental, hoy la Universidad Estatal de Virginia Occidental. Mientas trabajaba en su Máster en la Universidad de Cornell, King dio clases de química y matemáticas en un instituto de profesores. Se graduó en 1931.

Enseñó química en institutos durante varios años antes de incorporarse como profesora a su alma mater, la Universidad de Virginia Occidental. Ahí, trabajó para reformar los laboratorios docentes, para garantizar que los estudiantes aprendían en un ambiente real. En 1955 se doctoró en Educación en la Universidad de Pittsburgh, y siguió dando clase en la Universidad de Virginia Occidental hasta jubilarse en 1980. Durante toda su vida, estuvo muy involucrada en la comunidad universitaria.

Recordamos a King por sus grandes contribuciones a la educación científica. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Universidad de Virginia Occidental desarrolló un programa de entrenamiento especial para soldados, y King enseñaba química. A lo largo de su carrera como profesora, enseñó y orientó a estudiantes que llegarían a ser grandes científicos, como Jasper Brown Jeffries, matemático y físico que trabajó en el Proyecto Manhattan; Katherine Coleman Goble Johnson, la famosa matemática que calculaba las órbitas de vuelo para la NASA; y Margaret Collins, una entomóloga y defensora de los derechos civiles.

King murió en 2004. Era miembro de la ACS y la Academia de Ciencias de Virginia Occidental.

ROBERT HENRY LAWRENCE JR.

por Megha Satyanarayana

A photo of Robert Henry Lawrence Jr. standing in front of a US Air Force plane.
Credit: Newscom
Robert Henry Lawrence Jr.

Robert Henry Lawrence Jr. estudió química, pero fue también el primer astronauta afroamericano. Nacido en Chicago en 1935, Lawrence se licenció en química en la Universidad Bradley, y después se unió al Ejército del Aire de EE.UU., donde finalmente se convertiría en piloto.

Poco después, el ejército le seleccionó para trabajar como astronauta en misiones de inteligencia en órbitas bajas, un programa precursor de los transbordadores espaciales de la NASA. Durante este entrenamiento, Lawrence también obtuvo un doctorado en química física de la Universidad Estatal de Ohio.

Lawrence nunca llegó al espacio. En 1967, falleció durante unas maniobras de entrenamiento en la Base Aérea Edwards. A pesar de su breve carrera, había completado unas 2500 horas de vuelo. La Universidad de Bradley creó una beca en honor a Lawrence, y la ciudad de Chicago puso su nombre a un colegio. El 14 de febrero de 2020, un transbordador bautizado Lawrence despegó hacia la Estación Espacial Internacional cargado de materiales para investigación científica, entre otras cosas.

Credit: Associated Press
James Lu Valle

JAMES ELLIS LU VALLE

por Megha Satyanarayana

James Ellis Lu Valle era químico y medallista olímpico. En los JJ.OO. de Berlín 1936, Lu Valle ganó la medalla de bronce en 400m, el mismo año que Jesse Owens coleccionó cuatro medallas de oro ante la atónita mirada de Adolf Hitler. También en 1936, Lu Valle terminó su licenciatura en química en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA, por sus siglas en inglés), una institución que más tarde bautizaría un centro para estudiantes con su nombre. El edificio Lu Valle es el primero con el nombre de un estudiante de UCLA.

Tras licenciarse y obtener su master en UCLA, Lu Valle hizo su tesis doctoral bajo la tutela de Linus Pauling en el Instituto Tecnológico de California. Durante un tiempo dio clases en la Universidad Fisk, una institución tradicionalmente negra en Nashville, Tennesse, y después fue la primera persona negra en trabajar en Eastman Kodak. Más tarde se convertiría en director de investigación de física y química en Smith-Corona Marchant en Palo Alto, California. Cuando la empresa cerró, la Universidad de Stanford contrató a Lu Valle para dirigir los laboratorios de prácticas de primer año. Aceptó, y terminó su carrera dedicándose a la educación.

SAMUEL P. MASSIE

por Megha Satyanarayana

A portrait of chemist Samuel P. Massie.
Credit: US Naval Academy
Samuel P. Massie

Cuando el Proyecto Manhattan estaba en su punto álgido, Samuel P. Massie trataba de averiguar cómo licuar los isótopos de uranio para fabricar bombas atómicas. Antes de unirse al proyecto, había empezado su tesis en química orgánica en la Universidad Estatal de Iowa. Ahí no podía vivir en el mismo campus que sus compañeros blancos, ni tampoco trabajar en los mismos laboratorios. Después de denegarle un aplazamiento, decidió dejar el doctorado y empezar a trabajar en química nuclear.

Más tarde, Massie acabaría su doctorado en Iowa y trabajaría en nuevos compuestos antimicrobianos. En 1982 patentó un antibiótico para la gonorrea. También continuó su carrera en educación, dando clases de química y aceptando un puesto en la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF, por sus siglas en inglés) para coordinar le educación científica en todo EE.UU. En 1966 el presidente Lyndon B. Johnson escogió a Massie para enseñar química en la Academia Naval, la primera persona negra en este puesto. Años más tarde se convertiría en el primer director de departamento negro en esta misma institución.

Massie fue un triunfador, terminó el instituto a los 13 años y la universidad a los 18. Otro de sus contemporáneos en el Proyecto Manhattan fue otro exitoso científico negro, Lloyd Albert Quarterman. Massie murió en 2005.

JOSEPHINE SILONE YATES

de Nicholas St. Fleur

Portrait of  Josephine Silone Yates
Credit: Glasshouse Images/Alamy
Josephine Silone Yates

Además de escritora y activista por los derechos civiles, Josephine Silone Yates fue la primera mujer negra en dirigir un departamento científico en una universidad estadounidense. Nacida en Mattituck, Nueva York, en 1852 (o 1859), Yates creció con sus padres y su abuelo materno, Lymas Reeves, que había sido esclavo. En la escuela, Yates descubrió su pasión por la física, la fisiología y la aritmética; fue una estudiante excelente. Con 11 años se mudó a Filadelfia para buscar mejores oportunidades en el Instituto de Juventudes de Color.

Permaneció en la escuela un año hasta que su tío, el Reverendo John Bunyan, con quien vivía entonces, consiguió un trabajo en la Universidad Howard. Entonces, Yates se mudó con su tía a Newport, Rhode Island, y empezó a estudiar en el Instituto Rogers en 1874, donde era la única estudiante negra. Pero trabajó duro y brilló como estudiante. Desarrolló tal pasión por la química que llamó la atención de su profesor, que le animó a tomar clases de repaso y a probar experimentos del laboratorio. Tan solo tres años más tarde, en 1877, se graduó en el instituto como primera de su curso.

Siguió su educación en la Escuela Normal Estatal de Rhode Island, donde se graduó con honores. Fue la primera persona negra en obtener el certificado de profesora en este estado, donde daba clases de química, fisiología, botánica, así como inglés y literatura en el Instituto Lincoln en Jefferson City, Missouri.

Yates se convirtió en la primera mujer negra en dirigir un departamento de ciencia cuando le encargaron dirigir el departamento de ciencias naturales del instituto. Además, luchó por los derechos civiles y se dedicó a escribir. No paró de enseñar hasta que murió en 1912.

Traducido al español por Fernando Gomollón Bel para C&EN. La versión original (en inglés) de este artículo está disponible aquí.

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