Advertisement

If you have an ACS member number, please enter it here so we can link this account to your membership. (optional)

ACS values your privacy. By submitting your information, you are gaining access to C&EN and subscribing to our weekly newsletter. We use the information you provide to make your reading experience better, and we will never sell your data to third party members.

ENJOY UNLIMITED ACCES TO C&EN

Environment

C&EN En Español

La pelea por la patente de los CRISPR termina bien para el Instituto Broad. Berkeley avisa: no tan rápido

El tribunal de patentes dicta sentencia sobre una decisión largamente esperada, aunque la batalla legal sobre los CRISPR no ha hecho más que empezar

by Ryan Cross
February 16, 2017 | A version of this story appeared in Volume 95, Issue 8

Feng Zhang
[+]Enlarge
Credit: AP
A photograph of one of CRISPR’s inventors, Feng Zhang of the Broad Institute
Credit: AP

La oficina de patentes y marcas registradas de EEUU (USPTO, por sus siglas en inglés) emitió ayer una sentencia, largamente esperada, sobre el contencioso por la patente de CRISPR/Cas9, una tecnología de edición genética. El Instituto Broad de la Universidad de Harvard (Massachusetts, EEUU) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) tomaron el resultado como una victoria, mientras que la Universidad de California en Berkeley (California, EEUU) sonrió y mandó un mensaje diferente: sólo acabamos de empezar.

Doudna
[+]Enlarge
Credit: Jussi Puikkonen/KNAW/Flickr
A photograph of one of CRISPR’s inventors, Jennifer Doudna of UC Berkeley
Credit: Jussi Puikkonen/KNAW/Flickr
Charpentier
[+]Enlarge
Credit: Bianca Fioretti/Hallbauer & Fioretti/Wikimedia Commons
A photograph of one of CRISPR’s inventors, Emmanuelle Charpentier of Max Planck Institute for Infection Biology
Credit: Bianca Fioretti/Hallbauer & Fioretti/Wikimedia Commons

La utilidad de CRISPR como herramienta de investigación es innegable, y su potencial como terapia basada en la edición genética hace que varias compañías especializadas en CRISPR inviertan decenas de miles de millones de dólares. "Definitivamente es una gran victoria para Broad, pero no me atrevería a considerarlo como una completa derrota para Berkeley", opina Jacob Sherkow, de la Facultad de Derecho de Nueva York (EEUU), quien ha seguido de cerca el caso.

Berkeley presentó su patente sobre CRISPR en 2012, por delante de Broad. Pero Broad aceleró el proceso de revisión de su propia patente pagando una cuota y consiguió que fuera aprobada la primera. Esto incitó a Berkeley a iniciar un proceso legal llamado interferencia de patentes para determinar si la patente de Broad abarca el mismo descubrimiento que la de Berkeley.

El 15 de febrero, los jueces de la USPTO fallaron "que no hay interferencia de hecho" entre las dos partes, lo que significa que se mantiene la validez de la patente de Broad, así como la de una docena de patentes relacionadas con CRISPR que habían sido presentadas tras la primera. El fallo no establece disposiciones acerca de si la patente de Berkeley será finalmente aprobada; deberá sufrir su propia revisión, que había sido retenida por la interferencia.

"Ésta va a ser una partida muy larga, y todavía estamos viendo los primeros movimientos de los jugadores", comenta Robert Cook-Deegan, un experto en derecho de patentes biomédicas de la Universidad del Estado de Arizona (EEUU). Cook-Degan añade que Broad y su empresa satélite Editas Medicine "tienen mucha más gente de base y, honestamente, parece que están mejor entrenados."

En una sentencia que ocupa 51 páginas, la USPTO dictamina que las reivindicaciones de la patente de Broad están limitadas al uso de CRISPR/Cas9 en organismos eucariotas, como plantas y animales. La patente de Berkeley hace reivindicaciones más generales, sobre el uso de CRISPR en cualquier organismo. Pero en 2012, cuando la patente fue presentada, los investigadores sólo habían demostrado la capacidad de los CRISPR para la edición genómica en organismos procariotas, como las bacterias. La aplicación de la técnica en eucariotas vino poco después.

Desde Berkeley se respondió rápidamente a las noticias de ayer en un tono manifiestamente positivo. En una teleconferencia con la prensa, la co-inventora de CRISPR en Berkeley Jennifer Doudna hizo una sorprendente analogía: es como si Broad mantuviera la patente de las pelotas de tenis verdes—utilizando CRISPR solo en eucariotas— mientras que Berkeley pronto podría ser recompensado con la patente de todas las pelotas de tenis—utilizando CRISPR en cualquier organismo, comentó.

Desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Duke (Carolina del Norte, EEUU), Arti K. Rai explica que la opinión del jurado posibilita que Berkeley reciba una patente más amplia para el uso de los CRISPR en todos los organismos, mientras que Broad mantendría una patente más específica para su uso en eucariotas.

"Cualquiera que quiera ensayar con CRISPR necesitará probablemente una licencia de ambas universidades", comenta Jorge L. Contreras desde la Facultad de Derecho de la Universidad de Utah (EEUU), quien ha dibujado el mapa de la compleja red de las licencias de CRISPR (Science 2017, DOI: 10.1126/science.aal4222).

Por otro lado, Gregory Graff, de la Universidad Estatal de Colorado (EEUU), quien estudia la interacción de la investigación científica y la economía, manifiesta que si ambos equipos emergen como "co-guardianes de la tecnología central" se espera que "continuará habiendo bastante incertidumbre"

Jennifer Doudna y su co-inventora del CRISPR, Emmanuel Charpentier, quien en la actualidad está en el Instituto Max Plank para biología infecciosa (Berlín, Alemania), tienen fuertes vínculos con las empresas CRISPR Therapeutics, Intellia Therapeutics, Caribou Biosciences, y ERS Genomics. En un comunicado de prensa conjunto emitido por las cuatro compañías, se sugiere que se podría imponer una nueva interferencia contra Broad si la patente pendiente de Berkeley es finalmente aceptada.

Samarth Kulkarni, director comercial de CRISPR Therapeutics, agradece que sea posible imponer una nueva interferencia, así como elevar el contencioso por la patente al Tribunal de Apelación de la división federal de los EEUU. De cualquier forma, dice Kalkurni, "esto significa, como siempre, negocio, y no cambia ninguno de los programas que tenemos ahora en marcha."

Berkeley encontrará la manera de recurrir, dice Contreras. "Hay tanto dinero invertido aquí que me sorprendería que no lo hicieran."

El anuncio de la USPTO hizo subir ayer las acciones de Editas Medicine, una compañía vinculada a Broad, en más de un 30%. Mientras tanto, las acciones de Intellia Therapeutics, vinculada a Berkeley, caían inicialmente un 16%, y las de CRISPR Therapeutics, en conexión con Emmanuelle Charpentier, sufrieron una pérdida inicial del 27% antes de recuperarse el 15 de febrero.

"No creo que el valor de las acciones refleje quién lo va a hacer mejor en el desarrollo de nuevos fármacos," explica Noubar Afeyan, director ejecutivo y fundador de la empresa de capital riesgo Flagship Pionnering, y quien también ha participado en la fundación de Editas Medecine. Noubar dice que la decisión "simplemente confirma que las patentes obtenidas por Broad se refieren a una invención diferente."

Por ahora, los científicos de instituciones de investigación públicas son todavía libres de usar CRISPR sin licencia. "Ahora mismo nada de esto tiene impacto en el entorno académico," dice Rodger Novak, director ejecutivo de CRISPR Therapeutics. Pero en el futuro, si un científico académico que usa CRISPR quisiera comercializar su investigación, necesitaría conseguir una licencia para hacerlo.


Traducción al español producida por Esteban Urriolabeitia de Divulgame.org para C&EN. La versión original (en inglés) del artículo está disponible aquí.

Article:

This article has been sent to the following recipient:

0 /1 FREE ARTICLES LEFT THIS MONTH Remaining
Chemistry matters. Join us to get the news you need.