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Agriculture

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El glifosato altera las bacterias estomacales de las abejas

Los efectos microbianos de los herbicidas podrían contribuir a la disminución de la población de abejas, apuntan los investigadores

by Megha Satyanarayana
September 25, 2018 | A version of this story appeared in Volume 96, Issue 39

A photo of bees in a honeycomb.
Credit: Shutterstock
La polinización con abejas es una industria de quince mil millones de dólares anuales.

El glifosato se encuentra entre los productos químicos agrícolas más utilizados en el mundo, y las compañías que lo producen lo describen como más seguro y respetuoso con el medioambiente que otros herbicidas.

Glifosato.
Glifosato

Sin embargo, un grupo de investigadores en Texas informa ahora que este herbicida, vendido comercialmente como Roundup, podría dañar indirectamente a las abejas al alterar las bacterias en sus estómagos (Proc. Natl. Acad. Sci. USA 2018, DOI: 10.1073/pnas.1803880115). Los científicos creen que estos hallazgos podrían ayudar a explicar el descenso en el número de abejas observado durante la última década.

El equipo, liderado por Nancy Moran, experta en biología de abejas en la Universidad de Texas, Austin, trató a cientos de abejas obreras con glifosato en concentraciones similares a las que podrían encontrar cuando buscan alimento en las inmediaciones de campos agrícolas, las volvió a introducir en su colmena y analizó las bacterias estomacales de abejas tratadas y no tratadas. Después de tres días, los investigadores descubrieron que la abundancia de algunas de las ocho especies de bacterias predominantes disminuyó en abejas tratadas en comparación con las no tratadas, lo cual sugiere que la exposición al glifosato cambió la composición de sus estómagos. Cuando se las estimuló con un patógeno común en abejas, las abejas obreras expuestas al glifosato murieron en tasas más altas que las abejas no expuestas, lo que sugiere que el cambio bacteriano hizo a los insectos más vulnerables.

Las conclusiones coinciden con estudios anteriores que demuestran que las abejas con su flora intestinal comprometida están desnutridas y son susceptibles a infecciones. Estos hallazgos, junto con datos que muestran que el glifosato puede afectar a las bacterias del suelo y acumularse en miel y colmenas, apuntan a que los investigadores deberían explorar si los posibles efectos secundarios del popular herbicida han desempeñado un papel relevante en el declive de las abejas, indica Moran.

Hace unos 10 años hubo una notable extinción de abejas, lo que más tarde se denominó el problema de colapso de colonias. Las tasas de mortalidad han seguido siendo altas, apunta Moran, pero las muertes no han sido tan repentinas. Los investigadores han estado estudiando el papel de los pesticidas y fungicidas en este declive, así como en infecciones. Pero el glifosato no ha formado parte de las conversaciones, dice Fred Gould, entomólogo y patólogo de plantas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. El campo, dice, está “mejorando en la búsqueda de efectos secundarios” como los descritos en este nuevo estudio.

Como herbicida, el glifosato actúa bloqueando una enzima llamada EPSP sintasa en plantas y microbios, necesaria para crear aminoácidos aromáticos como la fenilalanina y el triptófano. El glifosato no mata a los microbios, pero evita que crezcan, y la mayoría de bacterias que se encuentran en los estómagos de las abejas son portadoras del gen de esta enzima.

Pero mientras que algunas especies de bacterias presentes en los estómagos de las abejas eran susceptibles al glifosato, otras lo eran menos, bien sea porque tenían un gen que contenía una versión de la EPSP sintasa resistente al glifosato, o por otros mecanismos desconocidos, dice Moran. Su equipo planea ahora repetir estos experimentos en colmenas enteras y explorar los mecanismos de no-resistencia a la EPSP sintasa.

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El impacto medioambiental y los efectos en la salud del glifosato constituyen un tema polémico, apunta Gould, por lo que estudios en colmenas enteras podrían arrojar luz sobre los efectos de este herbicida en una especie crítica para la agricultura.

Estos estudios también podrían ayudar a orientar sobre cómo evitar los potenciales efectos negativos del glifosato en abejas. El resultado más probable será algún tipo de recomendación de buenas prácticas sobre cuándo y dónde rociar glifosato, indica Juliana Rangel, entomóloga de la Universidad Texas A&M. La polinización con abejas es una industria de aproximadamente quince mil millones de dólares anuales, apunta Rangel, y “muchas veces, estas tragedias pueden evitarse con un mayor conocimiento del sistema.”

Traducción al español producida por César Palmero para C&EN. La versión original (en inglés) del artículo está disponible aquí.

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