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La gente alérgica estornuda, respira con dificultad y se rasca sin parar debido a que su sistema inmune ha añadido a polen, polvo, moho y otros alérgenos a la lista de amenazas externas a las que atacar.
Un equipo de investigadores ha descubierto un grupo de células inmunes humanas que están asociadas a esas reacciones alérgicas (Sci. Transl. Med. 2017, DOI: 10.1126/scitranslmed.aam9171). Éstas podrían servir de biomarcadores para calificar la efectividad de terapias antialérgicas a la par de servir de posibles objetivos para nuevos medicamentos.
“Es la primera vez que somos capaces de distinguir entre células dañinas involucradas en alergias y células buenas centradas en combatir la infección”, dice Erik Wambre del Benaroya Research Institute, quien lideró el equipo de investigación.
Las células inmunes que han podido ser identificadas por el equipo pertenecen al subgrupo 2 de los linfocitos T colaboradores, los TH2, que activan la respuesta del sistema inmune tanto frente a alérgenos como a invasores patógenos, como pueden ser bacterias y parásitos.
Wambre y sus colegas buscaban entender qué hace que los linfocitos TH2 actúen frente a alérgenos diferentes a los afectados por otras células inmunes. Éste ha sido uno de los objetivos de la inmunología recientemente, dice Wayne G. Shreffler, director del departamento de alergia pediátrica e inmunología del Hospital General de Massachusetts. Pero también añade que es complicado aislar, de entre todas las células inmunes, las extremadamente escasas células que responden a un alérgeno específico.
En éste último estudio, el equipo de Wambre usó una sonda molecular para separar físicamente, de una colección de células inmunes de varios pacientes, linfocitos TH2 que atacan a alérgenos del polen de aliso, cacahuetes y otras fuentes. Los investigadores analizaron las proteínas expresadas en las superficies de los linfocitos TH2 de 34 personas sin alergias y de los linfocitos recolectados con la sonda, provenientes de 80 pacientes con alergia. De las más de 150 proteínas superficiales que describieron los investigadores, cinco se diferenciaron en las células de los pacientes alérgicos: Dos tenían menores niveles de expresión, mientras que las otras tres presentaban mayores niveles que los de aquellas células de pacientes sin alergias.
Los científicos denominaron linfocitos TH2A a estas células con esta específica colección de proteínas superficiales. Aunque las personas con alergias tengan una gran cantidad de linfocitos TH2A corriendo por su torrente sanguíneo, las personas que no sufren alergias no las poseen, puntualiza Wambre.
Para demostrar que estas células pueden servir de biotrazadores, los investigadores estudiaron linfocitos TH2A provenientes de pacientes alérgicos a cacahuetes que habían participado en un ensayo de inmunoterapia con el objetivo de desensibilizarlos a los alérgenos de los cacahuetes. El equipo de Wambre encontró una correlación entre una disminución del número de linfocitos TH2A en el paciente y el alcance su insensibilidad a los cacahuetes.
“Estamos a punto de conseguir el primer tratamiento para la alergia a cacahuetes aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) estadounidense”, dice Shreffler. “De todas maneras, la manera en la que los pacientes responden a los tratamientos es todavía demasiado heterogénea.” Por eso añade que la búsqueda de cambios en el número de linfocitos TH2A podría ayudar a los médicos y a los investigadores a determinar qué pacientes tienen más posibilidades de responder a dichas terapias.
Además del potencial pronóstico de estos hallazgos, el descubrimiento de los linfocitos TH2A “puede llegar a cambiar el modo en el que tratemos las enfermedades por hipersensibilidad alérgica en el futuro, al disponer de nuevos objetivos para los fármacos”, dice J. Andrew Bird, director del Centro para las Alergias a Alimentos del Children’s Medical Center y profesor de pediatría del University of Texas Southwestern Medical Center (Dallas, EE.UU.).
Wambre señala que su equipo ha podido identificar ya un par de rutas bioquímicas únicas en los linfocitos TH2A, y que “quizá medicamentos que se enfoquen en esas rutas puedan parar o destruir esas células”.
Traducción al español producida por Greco González Miera de Divulgame.org para C&EN. La versión original (en inglés) del artículo está disponible aquí.
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